FUENTE: Barris.org
Posiblemente si nos remitimos a la historia de esta disciplina, veremos que tanto a nivel internacional como español, a parte del referente de los “Juegos de la Antigüedad”, sea la que más antecedentes tenga relacionados con su incorporación en los calendarios de nuestro atletismo.
Como en muchas otras pruebas, siempre cuando se habla de los primeros movimientos atléticos reconocidos por la IAAF, que con el paso del tiempo casi siempre son reconocidos en su “Libro de los Récords”, continuamente aparece la población de Innerleiten, y junto a ella dentro de la época que podemos llamar moderna del Siglo XIX, también encontramos el nombre de un atleta británico Adam Wilson, como primer practicante de diferentes pruebas, que en este caso sería la de longitud, cuando el día 26 de septiembre de 1827, saltaría hasta una distancia de 5.4m.
Durante el curso de este siglo, esta prueba tuvo una gran aceptación entre los aficionados británicos, en la cual intervenían tanto atletas profesionales, como amateurs, los cuales de una forma muy particular ya tenían establecidos sus propios récords, siendo el primero de ellos para Robert Douglas, con 6.20m. alcanzados en Newcastleton, el día 4 de junio de 1839, y más tarde el irlandés John Lane, el que se apropiaría del amateur, al pasar de los 7.00m. con un salto de 7.05m. en Dublín, el 11 de junio de 1874.
Solo la aparición de uno de los más grandes saltadores de la historia, el americano Alvin C. Kraenzlein alcanzando en Nueva York, una marca de 7.43m. el 26 de mayo de 1899, les pudo arrebatar a los ingleses, este honor del mejor saltador del siglo XIX.
CON EL SIGLO XX NACE UN NUEVO CONCEPTO DEL SALTO DE LONGITUD
Siempre con los referentes de los “I Juegos Olímpicos de Atenas” de 1896, el movimiento olímpico internacional, fortalece cada vez más su decisión de mantener la cadencia de cuatro años que se acordó en su Congreso celebrado en París el día 23 de junio de 1894, para que estos no tengan ninguna pausa, a pesar de las dificultades de organización, que hubieron en los Juegos de París en 1900 ySant Louis en 1904.
Entre todo este continuo y frenético movimiento burocrático del CIO, nuestro deporte no tuvo ninguna pausa, y siempre con el objetivo de consolidar nuestras disciplinas atléticas, aparecieron nuevos técnicos para el perfeccionamiento de las pruebas, que según ellos eran propensos a una mejora, entre las cuales, estaba el salto de longitud, que con el paso de los años iba cambiando constantemente su técnica de salto.
Hasta los “Juegos de Londres” de 1908, casi todos los saltadores participaban con un estilo muy personal según sus aptitudes físicas, que no para todos eran iguales, predominando el estilo inglés basado en un fuerte impulso de batida para ir a caer lo más lejos posible, sin importar demasiado lo que se podía llegar a realizar, mientras el atleta se encontraba en el punto más alto de su parábola.
Desde principios del siglo hasta el año 1936, siempre con técnicas muy personales, como ya queda explicado, ya existía un gran contingente de saltadores cuyas marcas oscilaban, entre los 7.18m. de Alvin Kraenzlein en 1900, hasta los 7.64m. de Ed Gordón en 1932.
Durante estas décadas, las marcas eran de un considerable valor, donde los americanos fueron los dominadores absolutos de esta especialidad. Los nombres de Myer Prinstein, 7.34m. en 1904, Frank Irons, 7.48m. en 1908, Ed Hamm 7.73m. en 1932 son un ejemplo del poderío de los atletas de los EUA.
Como hecho anecdótico pero auténtico, esta el impresionante palmares de los atletas de los EUA, si contabilizamos las 26 olimpiadas realizadas hasta el día de hoy, consiguiendo 22 medallas de oro, mientras que solo países, Suecia, Alemania Oriental, Cuba y Panamá, lo han conseguido en una sola oportunidad.
No obstante y quizás, debido a esta aplastante superioridad, esta disciplina sufre un ligero estancamiento hasta que en los “Juegos de Berlín” de 1936, aparece la figura de uno de los más grandes atletas de la historia, el mítico Jesse Owens, ganador de cuatro medallas de oro, entre la que se encontraba, la del salto de longitud donde consigue la increíble marca de 8.06m. que perduró durante 25 años como plusmarca mundial y siendo considerada como inalcanzable para los seres humanos de aquella lejana época.
DONDE EMPIEZA LA ÉPOCA DORADA DE ESTA ESPECIALIDAD
Pero si todo esto que venía de más allá del océano Atlántico que no dejaba de ser un gran activo para esta prueba, tampoco en nuestro continente la gente se quedó quieta, pues el reto ya estaba servido, apareciendo entre los años 1958 al 1971, el ucraniano Igor Ter-Ovanesyan, conocido como el “Príncipe del Salto de Longitud”, participante en cinco Juegos Olímpicos, y cinco Campeonatos de Europa, al aire libre.
En su palmarés figuran dos medallas de bronce, en los “Juegos de Roma y Tokio” de 1960 y 1964, tres medallas de oro y dos de plata en los Campeonatos de Europa, ostentando la plusmarca mundial con 8.31m. el año 1962 en Yerevan y otra de 8.35m. en 1967 en México, marca esta última, que le fue arrebatada, por otro mítico saltador como Bob Beamon, en los “Juegos de México”, con su fabuloso salto, de 8.90m. el 18 de octubre de 1968.
Por detrás y al lado de Igor, fueron apareciendo otros grandes saltadores europeos, como el alemán de la GDR, Lutz Dombrowski con 8.54m., el griego Loüis Tsátoumas, con 8.66m., el ruso Robert Emmiyan, con 8.86m., que junto con otros destacados atletas en el resto del mundo, encontraron el equilibrio que esta disciplina necesitaba para hacer frente a la soberanía que hasta entonces mantenían los atletas de los EEUU.
CUANDO EL SALTO DE LONGITUD ALCANZA SU NIVEL MAS ALTO
El primer atleta en aparecer entre los grandes de las últimas décadas, no es otro que Carl Lewis, ganador de cuatro medallas olímpicas de oro, otras dos del mismo metal, en unos campeonatos del mundo, y con una mejor marca personal de 8.85m. en 1991, seguido por Mike Powell, con dos medallas de oro en unos mundiales y récord mundial, con 8.95m. alcanzado en Tokio, el 30 de agosto de 1991, pero sin lograr alcanzar su sueño de una medalla de oro en unos Juegos olímpicos.
No podemos dejar de citar al cubano Iván Pedroso, cuatro veces campeón mundial, con una mejor marca de 8.71m. en 1995 y de Irving Saladino de Panamá, actual campeón olímpico en Pekín, del 2008, y medalla de oro en los mundiales de Osaka, cuya mejor marca personal es de 8.73m. Esto es ni más ni menos, la página de honor de esta especialidad,. que sin duda es una de las más brillantes de toda la historia de esta especialidad.
EL EXTRAORDINARIO SALTO DE BOB BEAMON
LOS SALTADORES ESPAÑOLES SIGUEN CON SU PROGRESIÓN
Los primeros movimientos en nuestro país, en esta modalidad de salto de longitud, datan a partir de la década del año 1910, cuando en Barcelona se constituye el primer club atlético catalán, por parte de varios corredores pedestres, que ya desde primeros del Siglo XX practicaban la carrera a pié, en zonas rurales de Aragón, Cataluña y País Vasco.
Entre estos atletas los había que ya aglutinaban el interés de los aficionados, entre los que se encuentra el emblemático y gran atleta Pere Prat como alma organizadora del mismo y todo un símbolo de la carrera a pié en Cataluña.
Conocedores de las muchas alternativas que ofrece nuestro deporte, deciden organizar en el año 1912, un ensayo de festival copiando un poco de las noticias que les llegaban desde fuera de nuestras fronteras. Es en el mes de octubre de este año, cuando con motivo del Congreso Escolar en Barcelona, se celebra en el campo de tierra del Universitario, unas pocas pruebas atléticas entre las cuales esta programada el salto de longitud, cuyo ganador fue Carlos Comamala con 5.32m.
Profundizando en los orígenes de esta disciplina en nuestro país, se encuentra documentada una marca de Miguel Lafora, de 4.10m. el año 1903, que podía tener sus dudas, por lo que las primeras marcas con cierta credibilidad empezarían, con los 5.85m. de Manuel Arocena en Irún el 19 de mayo de 1907, además de otra de 5.97m. de José Rodríguez en Biarritz, el 5 de agosto de 1909.
Igualmente encontramos documentada una marca de Alberto Barrena, en un festival social organizado por la “Sociedad Gimnástica Española”, el año 1915, donde consigue un salto de 5.62m. Este mismo atleta, un año más tarde llegó a superar esta marca personal llegando hasta los 6.05m.
Siempre centrándonos en esta especialidad, encontramos en los finales de la década de 1910, una primera marca, de José Luis Elósegui con 6.13m. en 1914, seguida de otra Luis Cortés de 6.20m. en 1917, para entrar en la década de los años 1920, donde los nombres de Fernando Artiach, primer atleta español en pasar de los 7.00 metros, alcanzando una distancia 7.04m en Zaragoza el día 11 de julio de 1926, junto otro grande Fernando Labourdette con 6.32m., en 1928, que son entre otros, los que le dan el impulso definitivo a esta prueba, que tanto esperaban otros atletas del resto de España, de forma muy especial en Cataluña y Castilla.
Llegando a la década de los años 30 en la antesala del conflicto bélico nacional, la progresión de la prueba de longitud se va incrementando continuamente. La aparición de José Catalina con 6.45m. en 1931, de A.Iguaran con 6.41m. en 1934, y de Luis Altafulla, un prodigioso saltador que consigue batir en Barcelona, el récord español, con un fabuloso salto, de 7.21m., el 10 de julio de 1932, gesta que permaneció imbatible durante 27 años., hasta que el guipuzcoano José Miguel Isasa, lo eleva hasta los 7.30 metros, el 17 de mayo de 1959 en San Sebastián.
UN SALTADOR CON UNAS CONDICIONES ILIMITADAS PARA SALTAR
Es posible que muy pocos sepan, de la vida de este singular atleta que fue Luis Altafulla. Hay que conocer que su dedicación al atletismo, siempre dependía de sus compromisos profesionales, dado que se ganaba la vida actuando en las Fiestas Patronales de los pueblos de Cataluña y a veces también, por las Fiestas Mayores de los barrios de Barcelona, casi rozando lo que en aquellos tiempos era considerado como un gran pecado, el profesionalismo.
Dada su ligereza y agilidad, como así mismo por sus dotes naturales para el salto, se dedicaba a realizar demostraciones de todo tipo de piruetas, con y sin trampolín, además de diferentes números circenses, para los cuales tenía un don natural. Cuando el tiempo se lo permitía, es cuando acudía a la pista de entrenamiento.
Estos fueron junto con otro gran saltador, que se quedó a las puertas de lo mucho que podía realizar, Ignacio Sánchez Arana, que en las vigilias de nuestra guerra civil, saltó en la ciudad de Burdeos, el que quizás fuera, el último salto de esta década, con 6.77m., el día 21 de junio de 1936, serían los forjadores del legado, que posteriormente recogerían las nuevas generaciones, de grandes especialistas que siempre ha tenido nuestro país.
EL REGRESO DE LAS COMPETICIONES EN ESPAÑA
Una de las etapas más difíciles en todos sus aspectos dentro de nuestro deporte, fue la década de 1940, donde la mejor marca correspondió a Valentin Vallhonrat con 7.07m. y donde destacaron igualmente, los nombres de José M. Revuelta, Raúl Navarro, Jose J.Parellada, entre otros destacados atletas.
Pero sería llegando a los años 1950 y 1960, cuando las marcas empezaron a dispararse hacía arriba con las actuaciones de Ignacio Ruiz Capillas, Sebastián Junqueras, M.F. González, Luis Felipe Areta, José Miguel Isasa y Rafael Blanquer, alcanzando este último, la mejor marca de estos dos decenios, con un salto de 7.87 metros, alcanzados en Madrid el día 6 de junio de 1969.
En la siguiente etapa, aparecen otra serie de nombres con marcas muy cercanas a los 8.00 metros, como el propio Rafael Blanquer, Alberto Solanas, Antonio Corgos, Ángel Hernández, Jesús Olivan, siendo el primero en traspasar esta barrera Rafael Blanquer con 8.01m. en Madrid el 27 de mayo de 1976.
CONTINÚA LA ASCENSIÓN A NIVEL INTERNACIONAL
UN NOMBRE PARA RECORDAR SIEMPRE
Un hombre que necesitaba nuestro atletismo sería el de Yago Lamela, que tanto al aire libre, con 8.56m. como en pista cubierta, 8.56m. se consolidaría, como uno de los mejores especialistas mundiales, ocupando el 13 puesto de todos los tiempos. Sus problemas musculares en forma de lesiones, que le impiden el entrenamiento global que se requiere cuando se alcanza un alto nivel, precipitan su prematura retirada del atletismo competitivo.
Pero como puede comprobarse, siempre en la historia de todas las disciplinas atléticas, los récords siempre se establecen, para que otros los superen y en ello están ahora las nuevas hornadas de jóvenes promesas, que van emergiendo por todo nuestro entorno atlético. Los nombres de Eusebio Cáceres, Felipe Méliz, Jonathan Martinez junto a Joan Lino son en cierta forma, el relevo generacional que garantiza la progresión de esta especialidad que nunca tendrá freno.
DOS NOMBRES QUE MARCARON UNA ÉPOCA
DOS REFERENTES DEL SALTO DE LONGITUD ESPAÑOL
EL SALTADOR MÁS MÍTICO DE TODA LA HISTORIA ATLÉTICA
Barris.org. Referentes históricos de salto de longitud: la prueba más longeva en competición de saltos. España. Recuperado de: http://www.barris.org/index.php/es/pruebas-historia/96-espanol/espanol-pruebas-historicos/287-salto-de-longitud-masculino