FUENTE: Barris.org
Si intentamos realizar el histórico de una prueba atlética, para buscar la veracidad de su contenido, es aconsejable empezar por lo sucedido en el Siglo XIX, que es cuando realmente se empiezan a organizar y controlar todos los movimientos atléticos de la época moderna.
Hacerlo con anterioridad, es perdernos en la infinidad del tiempo, donde solo encontraremos anécdotas y resultados de dudosa credibilidad. Hemos de tener en cuenta que la antigüedad del atletismo puede ser tan antigua, como la propia humanidad, por lo cual el abanico de interrogantes podrían llegar al infinito.
Un punto de referencia aconsejable, sería comenzar a partir del año 1875, cuando se crea en las Islas Británicas, el Amateur Athlétic Club, con la finalidad de controlar todos los registros habidos hasta este momento y organizar los campeonatos de Inglaterra, y otras competiciones después de su creación.
Es por esto, que los primeros resultados en medio fondo en las Islas Británicas, se prestan un poco a la duda, por el hecho añadido de que son registrados al paso de la milla inglesa (1609,36m). Esto sucedió ya en el Siglo XVIII cuando en 1787, un atleta inglés Steve Warpole realiza un tiempo de 4:30,0 en una prueba que se supone, fue sobre la milla.
Como primera marca oficial sobre los 1500 metros lisos, medida por el sistema métrico decimal, la consiguen los británicos Walter Lay y William Richard, cuando obtienen en el Royal Oak en Manchester, en el año 1865 un tiempo de 4:17,0 , considerada por muchos estadistas de la época, como el mejor registro hasta aquel momento.
De todas formas 30 años más tarde, la IAAF fundada en Estocolmo el 17 de julio de 1912, hace constar en su Libro de los Récords, una marca anterior del francés Michael Soalhat, cuando el día 26-05-1895 alcanza en París un tiempo de 4:16,2/5, que pronto mejoraría su compatriota Albín Lemusiaux, al conseguir en la misma capital francesa, una marca de 4:10,2/5, el día 28-06-1896, considerada como la mejor de Siglo XIX.
LOS PRIMEROS MOVIMIENTOS DEL SIGLO XX
La consolidación oficial de esta disciplina, vendría aparejada con los II Juegos Olímpicos de París el año 1900 donde el británico Charles Bennet alcanza la primera medalla de oro para un atleta inglés, al registrar un tiempo de 4:06,2.
Solo 4 años después, empezaría la hegemonía de los atletas americanos, cuando en los tres siguientes Juegos Olímpicos, disputados en Sant Louis (1904) Londres (1908) y Estocolmo (1912) James Lightbody, Melvin Sheppart y Arnold Jackson, acaparan por este orden las tres medallas de oro. Esta supremacía se vería incrementada, cuando otro americano, Abel Kiviat, consigue la primera plusmarca mundial oficial de esta prueba, al conseguir un tiempo de 3:55, 4/5 en la localidad de Cambridge (USA), el día 08-06-1912.
Después de los Juegos de Estocolmo y motivado por el estallido de la Primera Guerra Mundial, que paralizó casi todos los deportes, las competiciones atléticas sufrieron un gran receso, que no se normalizaría hasta los Juegos de Amberes de 1920, que lógicamente, también acusaron este paréntesis bélico, tanto por sus resultados deportivos, como para su organización.
Sería a partir de este momento, cuando comienzan a aparecer los grandes mitos de la historia. Es el comienzo de los finlandeses voladores capitaneados por el atleta más grande de aquella época Paavo Nurmi con sus compatriotas Hannes Kolehmainen y Vilho Ritola que junto con el francés Jules Ladoumégue, el italiano Luigi Beccali y del neozelandés Jack Lovelock, todos ellos plusmarquistas universales, otorgarían a esta emblemática prueba, el lustre que tanto necesitaba, en estos años tan complicados.
Pero siempre, los imponderables surgen en el momento más inoportuno, siendo otra vez la dañina Segunda Guerra Mundial, la que tiró por los suelos todo tipo de superación deportiva. Fueron unos largos doce años de inactividad, que afectó a casi todos los países del mundo. No sería hasta el año 1948, con la organización de los Juegos Olímpicos de Londres, cuando comienza un largo recorrido que llevara consigo, la aparición constante de grandes campeones y organizaciones atléticas de alto nivel. Es el comienzo de la etapa definitiva del olimpismo, que con el paso del tiempo sería considerada, como la más gloriosa de esta primera mitad del Siglo XX.
Como era de esperar, muy pronto surgirían nuevas legiones de grandes estrellas, como la escuela sueca con Gunder Hägg, Henry Ericksson, Lennart Strand y Arne Andersson, que darían el relevo a otra escuela de gran calibre, como sería la húngara cuyos representantes Sandor Iharos, Istan Rözsavölgyi, Läszlo Tábori, sentaron cátedra con sus sensacionales registros por las pistas europeas.
APARECEN NUEVOS SISTEMAS DE PREPARACIÓN
Por primera vez en el atletismo moderno, aparece Australia, que recordamos obtuvo con su atleta Teddy Flack, la primera medalla de oro de la historia olímpica, en Atenas de 1896, cuando un revolucionario entrenador Percy Cerutty, da a conocer al mundo un nuevo concepto de preparación, que se conoció como “entreno natural”, muy similar al desarrollado en las escuelas nórdicas de Europa.
Este tipo de preparación estaba basado en la carrera continua, tanto por el campo, como por las dunas de arena de las propias playas australianas. Era un entrenamiento mixto entre estos dos conceptos, teniendo muy poco contacte con las pistas de ceniza. Era un tipo de preparación muy ameno que pronto tuvo una gran aceptación, de la cual surgieron Herbert Elliott, John Landy, Peter Snell, Murray Halberg, Ralp Doubell y John Walker, todos ellos campeones olímpicos y plusmarquistas mundiales, que fueron en cierta manera, los que cerraron la etapa de las viejas pistas de ceniza.
Pero en todo este carrusel de nombres, como no podía ser menos, también estaban los atletas de la Gran Bretaña, que tuvieron la puntual presencia de siempre, con su atleta Roger Bannister, primer hombre en bajar de los cuatro minutos en la milla, como así mismo de los conocidos Sebastian Coe, Steve Owett y Steve Cram, este último primer hombre en bajar de los 3:30,0, que en su momento acapararon varios récords mundiales. Ellos fueron entre otros, los que cedieron el paso a una legión de grandes talentos, procedentes de un emergente atletismo africano, ya en pleno auge de las pistas sintéticas.
LA PRESENCIA DE LOS ATLETAS AFRICANOS
Una de las primeras apariciones de atletas africanos, se produjo en los Juegos Olímpicos de Méjico de 1968 cuando el keniata Kipchoge Keino y el tunecino Mohamed Gammoudi alcanzaron los triunfos en 1500 y 5000 metros, que ya se vaticinaban desde los Juegos de Tokio de 1964, donde tuvo una actuación muy especial, el etiope Abebe Bikila ganador del maratón.
Posteriormente, un atleta de Tanzanía, Filbert Bayi asombra al mundo con el primer récord mundial por parte de un atleta africano, al conseguir un tiempo de 3:32,2 en la ciudad de Christchurch, el 2 de febrero de 1974 que solo sería el primer aviso de lo vendría posteriormente.
LOS DOMINADORES DEL MEDIO FONDO MUNDIAL EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
Por un momento parecía que esta explosión de Filbert Bayi podía ser flor de un día, dado que la armada inglesas de grandes medio fondistas, capitaneados por el gran Steve Coe, el cual le arrebataría cuatro años más tarde, esta apreciada plusmarca, que más tarde pasaría a manos de otros dos compatriotas suyos, Steve Ovett y Steve Cram, este último primer hombre en rebasar la barrera de los 3:30,0 en el meeting de Niza el día 16 de julio de 1985.competición que contó con la presencia del español José Luis González.
Por cierto la marca de José Luis González con un tiempo de 3:30,92 le situaba como primer español, que más cerca estuvo nunca de un récord mundial absoluto, con un retraso de 2 años arrebatando esta supremacía española a Tomás Barris, que lo detentaba desde el 29 de agosto de 1958 en el meeting de Turku (Finlandia) con un tiempo de 3:41,7 y 3 años de retraso. Actualmente estos dos atletas siguen siendo a día de hoy, como los dos españoles más cercanos con respecto al récord mundial.
Cuando todo parecía que la Gran Bretaña, volvía a dominar esta prueba, solo un mes mas tarde, el marroquí Said Aouita, les arrebata este preciado cetro, con un tiempo de 3:29,46 alcanzado en Berlín el 23 de agosto de 1985.
A partir de este el continente africano se convierte en una fuente inagotable de grandes, especialistas que dominan totalmente esta distancia, sobresaliendo los nombres de marroquí Hicham El Garrouj y el argelino Noreddine Morceli, los cuales acaparan casi todos los títulos, ya sean olímpico, mundiales o sus respectivas plusmarcas.
LA PRESENCIA DE ESPAÑA EN LOS LISTADOS MUNDIALES
Como siempre ha sucedido, el atletismo español tuvo que luchar, como sucedió en otros deportes, con un significado retraso con relación a otros países europeos, por el grave inconveniente que supuso nuestra posguerra civil. Fueron unos años muy complicados, no solo para el deporte, sino para toda la sociedad española.
Es verdad que se fueron salvando obstáculos e inconvenientes políticos, pero también afortunadamente, mucha gente amante de nuestro deporte, supo marcar un camino para reencontrar el sitio que merecía el atletismo español.
LOS GRANDES PIONEROS DE LA DISTANCIA
Fueron tiempos muy difíciles para poder mirar a Europa, pero aunque poco, algo se hacía. Hay que recordar que hubo momentos que éramos el furgón de cola del tren europeo, pero competir con países de segundo nivel, ya suponía un gran éxito para todos. Durante bastantes años, nuestro deporte era conocido a través de repetitivos encuentros, con Francia-B, Portugal, Italia-B, Luxemburgo o Sarrebruch, pero lo importante era que ya estábamos caminando.
Lo que no se puede omitir, es que gracias a los festivales y a los campeonatos que se celebraban por muchas áreas de nuestro país, como fueron los nacionales del Frente de Juventudes, Universitarios, Militares, Regionales, y por supuesto los Nacionales Absolutos, fueron puntos decisivos para que paulatinamente, fueran aparecieran muchos practicantes, dado que en aquellos tiempos, era el deporte más asequible y económico, al que todos podían acceder.
LA PLUSMARCA ESPAÑOLA QUE LANZÓ AL MEDIO FONDO ESPAÑOL HACÍA LA ÉLITE MUNDIAL
La historia nunca contada en España de esta emblemática prueba. Ello sucedió en la ciudad finlandesa de Turku el día 29 de agosto de 1958, en una apacible tarde noche, alrededor de las 21 horas, con una temperatura de 22 º C, una humedad de 65 % y una velocidad de viento casi nula. La pista de ceniza estaba considerada entre las mejores del mundo.
El estadio ubicado entre la frondosidad de los numerosos bosques de la ciudad, tenía una capacidad para unos 5000 espectadores, que prácticamente estaban encima de las pistas.
En aquel momento, un atleta barcelonés Tomás Barris, conseguía en la cuna del atletismo mundial, una marca de 3:41,7 considerada, como la doceava mejor marca del ránking mundial, solamente superada por once países de un gran nivel atlético, como Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia, Rusia, Inglaterra y Hungría, pero por delante de países como Alemania, Francia, Italia, Yugoslavia, Rumanía y Bélgica, países considerados igualmente, como grandes potencias del medio fondo mundial. Este hecho, abrió totalmente las puertas de los más acreditados estadios europeos al atletismo español.
UNA FOTOGRAFÍA HISTÓRICA INÉDITA EN ESPAÑA
En esta para nosotros histórica prueba, en la que participaron 15 atletas de diferentes países, se batieron simultáneamente los récords absolutos de Hungría, España y Polonia, con la siguiente clasificación:
Clasificación final | Tiempos parciales | |||
Olavi Vuorisalo F | 3:40,8 | 400 m. | 57,0 | |
Olavi Salsola F | 3:41,5 | 800 m. | 1:57,8 | |
L. Kovacs H | 3:41,6 | 1000 m | 2:28,4 | |
Tomás Barris E | 3:41,7 | 1200 m | 2:58,6 | |
W.Oriwald P | 3.42,0 | 1500 m | 3:41,7 | |
H.Hopeassari F | 3:45,2 |
No estando autorizada la actuación de atletas liebre, la prueba fue comandada de forma alterna, por los finlandeses Salsola, Vuorisalo y Hopeassari hasta los últimos 300 metros finales.
Esta plusmarca se mantuvo inalterable en la tabla de récords españoles, durante 10 años, hasta que el aragonés Alberto Esteban lo rebajó a 3:41,3 en su paso por la milla, en un meeting internacional en Estocolmo, el día 2 de julio de 1968. Solamente un mes después, esta marca sería superada en Göteborg, por el madrileño Jorge González Amo, al conseguir un registro de 3:40,0 el 26 de agosto de 1968.
LA CONSOLIDACIÓN INTERNACIONAL DEL 1500 METROS ESPAÑOL
La presencia de numerosos nombres ilustres en los grandes meetings europeos, como José Luis González, José Manuel Abascal, Fermín Cacho, Reyes Estévez, Andrés Diaz, José Antonio Rodolat, Alberto Esteban y Jorge González Amo, entre otros, trajo consigo la esperanza de que a corto plazo, el nombre de nuestro país, sería una realidad en los puestos altos de los ránking internacionales.
Esta es sin duda, la prueba más laureada a nivel internacional, de todas las que conforman el calendario atlético español, siendo además la introductora en el ámbito internacional, de la sensación de que nuestro atletismo, podía alcanzar en un futuro muy próximo, el máximo galardón mundial, que no podía ser otro, que el oro en unos Juegos Olímpicos.
EL MOMENTO CUMBRE DEL ATLETISMO ESPAÑOL
Este hecho memorable sucedió en los inolvidables Juegos de Barcelona de 1992, donde el soriano Fermín Cacho, en una carrera táctica de gran calibre, consigue el triunfo en 1500 metros, poniendo el broche del oro, a una larga y exitosa lista de nombres, que tuvieron una incidencia muy positiva, para que este histórico momento fuera una realidad.
Barris.org. Referentes históricos de los 1500 metros hombres: breve introducción histórica. España. Recuperado de: http://www.barris.org/index.php/es/pruebas-historia/96-espanol/espanol-pruebas-historicos/253-1500-metros-masculino