FUENTE: Barris.org
Hasta 1990 esta disciplina no tuvo un reconocimiento oficial para la homologación de sus marcas, a pesar de que en muchos países, especialmente en los EEUU, China y algunos países de la antigua república soviética, cada vez era más presente en sus calendarios atléticos. Es cierto que se aceptaban sus registros, que luego figurarían en el “Libro de Récords” de la IAAF, pero como sucedió, con otras pruebas femeninas, en principio no se reconoció su oficialidad, como plusmarcas mundiales.
Por la tanto, no sería hasta el 1 de enero de 1990, cuando esta prueba tanto en las competiciones al aire libre, como en pista cubierta, tendría su reconocimiento oficial por parte de la Federación Internacional, ante la evidencia cada vez más evidente, de la masiva participación de la mujer en esta disciplina, que ya tuvo sus primeros movimientos, en las postrimerías del primer decenio, del siglo XX.
Siempre cuando se profundiza en los orígenes históricos de casi todas las pruebas femeninas, inevitablemente siempre aparece el nombre del “Vassar College” en la ciudad de Poughkeepsie (EEUU), donde el 8 de mayo de 1909, una de sus alumnas saltó por primera vez triple salto.
Como no podía ser de otra forma, tuvo que ser en la festividad del “Field Day” Dia de Campo, cuando Chartotte Hand, logró la distancia de 8.80 metros, primera marca reconocida en la historia de esta prueba.
Muy rápido otras chicas de diferentes clubes y universidades, como Helen Hayes, con 10.21 metros, el día 7 de abril de 1913, en Sweetbriar y de Elizabeth Stine,en los “USA World GamesTrials” disputados en Mamaronek, el día 13 de mayo de 1922, saltaba hasta una distancia de 10.32 metros, marcando una senda por donde transitarían nuevas atletas de los EEUU .
Pero mientras todo esto sucedía en el continente americano, los clubes y mujeres europeas, no quisieron ser menos, apareciendo la suiza Adrienne Kaenel, realizando en la ciudad de Ginebra, la primera marca reconocida en Europa, de 10.50 metros el día 16 de julio de 1923, a la que siguió la japonesa Kinue Hitomi, con una marca de 11.62 metros, el día 17 de octubre de 1926.
Esta gran atleta oriental, que además de ser una de las más destacadas de la época, fue una gran luchadora para buscar la paridad de género en nuestro deporte, junto a otras emblemáticas atletas, como la inolvidable, Mildred “Babe” Didrikson. Se tiene que decir que Kinue Hitomi, fue una gran especialista, en la prueba del penthalón, entre otras disciplinas atléticas.
A partir de este momento, esta disciplina estuvo inmersa en un gran silencio, posiblemente por la falta de decisión de la IAAF, en admitir esta prueba bajo su mandato, teniéndose que esperar para su reanudación, hasta el año de 1981, cuando Terri Turner de EEUU, alcanzó la marca de 12.43 metros, el día 9 de mayo en la ciudad de Austin.
Otras destacadas marcas fueron a partir de este momento, los 13.21 metros de la misma atleta, en Baton Rouge en 1984, de Esmeralda García de Brasil, con 13.68 metros en 1986, de Sheila Hudson de EEUU con 13.85 metros en 1987, de Galina Chistyakova de la URSS, con 14.52 metros en 1989, hasta llegar al día 25 de agosto de 1990, cuando la atleta de China, Li Huirong, saltó en Sapporo 14.54 metros marca que fue reconocida por la IAAF, como la primera atleta femenina de la historia, en poseer una plusmarca mundial absoluta en esta especialidad.
Todavía hay quien se pregunta, porque se tuvo que esperar tanto tiempo hasta llegar a la década del año 1990, para que la IAAF, diera su oficialidad para esta disciplina fuera aceptada bajo su mandato, a pesar de la gran cantidad de eventos que se iban sucediendo por todo el mundo. La respuesta todavía no se conoce.
Siempre en el marco de 1990, la sucesión de grandes saltadoras por todos los continentes es incesante.Los nombres de Yamilé Aldama, de Cuba, con 15.29 metros, de Anna Byriukova de la URS, con 15.09 metros y Hrysopivi Dvetzi de Grecia, con 15.07 metros todas ellas en el mismo año 1993, son las antecesoras entre otras, de la aparición en esta constelación de grandes estrellas, de la ucraniana Inessa Kravets, que en los “Campeonatos de Europa en Göteborg” de 1995, consiguió el actual récord mundial, con un salto de 15.50 metros, el día 10 de agosto del mencionado año.
Es en las postrimerías de este siglo, cuando por fin, el triple salto femenino, es incluido por primera vez en unos “Juegos Olímpicos”, siendo la ciudad de Atlanta, donde se reconoce como campeona olímpica a una mujer. Este honor recae en la misma atleta ucraniana Inessa Kravets, que el día 6 de agosto de 1996, alcanza el oro, con un salto de 15.33.metros.
Ya en pleno siglo XXI, un nutrido grupo de destacadas saltadoras no cesa de acosar, la actual plusmarca mundial, que puede cambiar de manos en cualquier momento. Siempre se dice que los récords se establecen para que otros los superen, siendo una de las candidatas para conseguirlo, la atleta de Camerún, Francoise Mbango, actual campeona olímpica en Pekín en el año 2008 que con su marca de 15.39 metros, estuvo muy cerca de conseguir este objetivo, que hasta ahora a resistido todos los intentos de la emblemática Tatyana Lebedeva, con sus 15.34 metros en Iráklio, en 2004, de la griega, Hrysopiyi Dvetzi, con 15.32 metros en Atenas, igualmente en el mismo año.
LA ASIGNATURA PENDIENTE DE APROBAR EN NUESTRO PAÍS
Entrando de lleno en nuestro país, esta prueba hasta el año 1978 estaba totalmente desaparecida, no existiendo referentes medianamente fiables de ningún tipo. El primer nombre en aparecer por primera vez en un listado, es precisamente en el ránking de la Asociación Española de Estadísticos de Atletismo AEEA, Atletismo”, donde Nuría Escrig del equipo de la SEAT de Barcelona, consigue en esta ciudad, un marca de 10.47 metros en 1978, efectuando el primer paso para la aparición de otras atletas, como Amaía Sarasua, de Guipúzcoa, que 10 años más tarde, alcanzaría, 11.96 metros en Tolosa, el día 8 de octubre de 1988, siguiendo su estela Mari Carmen Murga, de Madrid, con 11.97 metros en 1990, Aurora Lario, de Tarragona, con 12.49 metros en el mismo año, Estrella Roldán, de Madrid, con 13.53 metros en 1993, para cerrar el ciclo del triple salto español, en la última década del siglo XX, la palentina, Concepción Paredes, una de las mejores saltadoras españolas, con 14.30 metros el día 28 de junio de 1994, en Segovia.
EMPEZANDO A RECUPERAR UN RETRASO ABISMAL
Una vez dado el primer paso, la progresión española en esta prueba, aunque no tan rápida como todos quisiéramos, no se hizo esperar surgiendo nuevas practicantes entre las que encontramos con prometedoras marcas, a Inmaculada Beitia, con 13.43 metros en el año 2000, el intento de la especialista en longitud, de Niurka Montalvo, con 14.02 metros en el 2001, a Mª. Victoria Mayo, con 13.42 metros en el 2004, a Rebeca Azcona, con 13.46 metros en el 2005, y a Patricia Serrapio que con 14.00 metros en 2007 son entre otras, las que señalan la dirección adecuada, para la incorporación de nuevas especialistas.
Esta muy claro, que la novedad en el triple salto español, lo constituyó sin duda, el cambio de deporte, del baloncesto al atletismo, de Carlota Castrejana, constituyendo un claro ejemplo, de que nuestro deporte atlético, siempre esta abierto y al alcance, de otras deportistas provenientes de otros colectivos. Nuestra emblemática Carlota Castrejana, con su prematuro adiós al atletismo competitivo, deja un hueco difícil de cubrir, pero dejando a la vez, un nuevo aliciente, para mejorar su actual plusmarca española de 14.64 metros, alcanzada en Birmingham el 4 de marzo de 1997. En aire libre su mejor marca, que igualmente, es la mejor de, tiene un registro de 14.60 metros logrado el día 1 de julio de 2005 en los “Juegos Mediterráneos de Almería”, siendo junto a Concepción Paredes y Niurka Montalvo y Ana Peleteiro, las únicas atletas españolas en superar los 14 metros.
UNA GRAN CAMPEONA Y UN EJEMPLO A SEGUIR
Barris.org. Referentes históricas del triple salto: sus orígenes históricos. España. Recuperado de: http://www.barris.org/index.php/es/pruebas-historia/96-espanol/espanol-pruebas-historicos/291-triple-salto-femenino