La paralización del transporte y gran parte de la industria ha producido una mejora en la calidad del aire de hasta el 60% en algunas ciudades industrializadas.
FUENTE:SPORTLIFE
TE PUEDE INTERESAR
Hoy en día, 17 de abril de 2020, según los datos oficiales, estamos tan preocupados por el fallecimiento de 137.345 infectados por el COVID-19 en el mundo (19.478 en España) que ignoramos que cada año mueren en el planeta alrededor de 3 millones de personas como consecuencia de las enfermedades causadas por la contaminación del aire, y que más del 80% de los habitantes de áreas urbanas están expuestas a niveles de contaminación que superan los límites de seguridad establecidos por la OMS que, todo sea dicho, son cifras demasiado permisivas.
El profesor de Química Atmosférica y Ciencia de Observación de la Tierra, de la Universidad de Leicester, Paul Monks, acaba de presentar un informe donde se plasma el resultado de los beneficios ambientales del confinamiento de más de la mitad de los habitantes del planeta.
Se ha ralentizado la actividad industrial, cancelado vuelos, reducido al máximo el transporte marítimo y terrestre… logrando como resultado una reducción de gases de efecto invernadero y de contaminación en todo el mundo.
DATOS FIABLES
El Sentinel-5P, satélite de la Agencia Espacial Europea, ha confirmado que los niveles de dióxido de nitrógeno (NO₂) en las ciudades y áreas industriales en Asia y Europa fueron más bajos, entre enero y finales de marzo, que en el mismo período en 2019, tanto como 40%, incluso en algunas ciudades muy industrializadas la cifra del NO₂ se ha rebajado hasta en un 60% en el mismo período de tiempo. La NASA también reveló que la contaminación por NO₂ en Nueva York y otras áreas metropolitanas importantes en el noreste de los EE. UU. fue un 30% menor en marzo de 2020, en comparación con el promedio mensual de 2015 a 2019.
AIRE SUCIO
El dióxido de nitrógeno (NO₂) proviene de forma mayoritaria del transporte por carretera y las centrales eléctricas (alimentadas por combustibles fósiles), y perjudica a los enfermos con patologías respiratorias y cardiacas (bronquitis, asma…). También empeora los síntomas para los alérgicos (un 30% de la población). Reducir este contaminante o eliminarlo supondría mejorar la calidad de vida de un porcentaje elevadísimo de la población hasta límites insospechados.
No podemos pasar por alto que estamos asistiendo al mayor experimento medioambiental de la historia y deberíamos aplicar los conocimientos que saquemos de este confinamiento para mejorar nuestras condiciones de vida, sobre todo pensando que las previsiones informan de que la concentración de la población será cada vez mayor en las grandes ciudades.
¿CUÁL PUEDE SER NUESTRA APORTACIÓN?
Cada tonelada de NO₂ que no se emite a la atmósfera es el equivalente a retirar 62 automóviles por año de la carretera. Si extrapolamos esa cifra a ciudades de nuestro entorno, que superan con facilidad los 3 millones de habitantes, podríamos reducir de manera inminente esa contaminación mejorando la calidad de vida personal y de toda la comunidad.
Por poner un ejemplo: en la Comunidad Autónoma de Madrid se realizan 15,8 millones de viajes en días laborables (ida y vuelta y desplazamientos comerciales) y en 2019 el uso del vehículo privado ha aumentado un 5%, con respecto 2004. Cada madrileño realiza 2,4 viajes al día de media, en los que recorre 17,1 kilómetros (7,1 km de media por desplazamiento) a una velocidad media que no llega a los 15 km/h.
Vamos a afinar un poco más los datos: en el área metropolitana, donde se desplaza más del 60% de los madrileños, la distancia media por desplazamiento y persona es inferior a los 3,5 kilómetros.
Estas distancias se podrían recorrer perfectamente en bicicleta o, en un porcentaje muy elevado, caminando. De esta manera se dinamizaría el tráfico, se eliminarían muchos automóviles cada día de las vías públicas e, incluso, quien cambie el transporte público por la bicicleta o los viajes a pie, también colaboraría para que los transportes públicos estén menos concurridos, algo que deberemos valorar cuando salgamos de esta pandemia, en la que el confinamiento y la distancia entre individuos se han mostrado como las soluciones más infalibles.
