Durante muchos años Tomás Barris fue considerado como la figura estelar del atletismo español. No eran tiempos en los que el deporte atlético gozara de grandes medios. Las figuras tenían menos contactos internacionales y no existía esa dedicación rigurosa de ahora.

Fuente: barris.org

Mucho se ha escrito de él, desde que se inició en el mundo del atletismo, al debutar en la Jean Bouin en categoría escolar, el 1 de enero de 1947. Su trayectoria atlética ha mantenido una constante ascendente, a pesar de los altibajos que parecían denotar una moral endeble en sus primeros años de contacto con las pistas de competición.

Ganador de la Jean Bouin de Barcelona 1947 en categoría escolar

La transformación de Tomás Barris en un atleta de nivel mundial, no fue fruto del azar, sino de su voluntad y tesón al ponerse a disposición del entrenador finlandés Olli Virho que estuvo ocho meses en Barcelona para preparar a los atletas catalanes de cara a los II Juegos del Mediterráneo, que se disputaron en el viejo Estadio de Montjuïch en el verano de 1955.

La llegada de Olli Virho fue una gestión directa del Ayuntamiento de Barcelona y de Juan Antonio Samaranch que fueron quienes costearon la estancia del técnico finlandés, que introdujo entre nosotros el entrenamiento intensivo y controlado. Al regresar Olli Virho a Finlandia, mantuvo contacto con Barris, a quien inculcó la confianza en sus propias fuerzas.

Junto a Juan Antonio Samaranch en Lausanne

Pero el técnico de más prestigio mundial de la época, se encontraba en el Instituto de Educación Física de la universidad alemana de Friburgo. A Woldemar Gerschler se le conocía entonces por el fabricante de récords del mundo y campeones olímpicos, como Rudolf Harbig, el luxemburgués Josy Barthel, el inglés Gordon Pirie, el belga Roger Moens, etc. Con él trabajaba el doctor Hans Reindell, que realizaba estudios sobre la capacidad de resistencia del ser humano. Completaba el grupo el afamado psicoanalista Dr. Schilge. Obtenían grandes resultados, pero también fueron muchos los atletas que se quemaron en Friburgo. Inteligentemente, Barris siempre supo adaptar a su persona las enseñanzas recibidas.

La gran explosión de Tomás Barris nunca se hubiera producido de no haber contado con la ayuda de Juan    Antonio Samaranch, quien siempre confió en él, prestándole su ayuda personal para realizar tantos viajes como fuera necesario a la bella capital Selva Negra. Los éxitos no se hicieron esperar.

Fue a partir del año 1957 cuando en las Pistas Universitarias de Madrid, se disputó el encuentro España – Alemania, y Tomás Barris consiguió la única victoria española, venciendo en los 1.500 metros al ex-plusmarquista mundial Werner Luegg, hecho que le abrió las puertas de los estadios más acreditados de Europa, como de los países nórdicos considerados la cuna del atletismo mundial.

Actuó junto al equipo norteamericano y otras figuras mundiales en sus giras veraniegas por Europa, venciendo a plusmarquista y a campeones olímpicos. Su popularidad fue enorme y en los informes que remitían las embajadas españolas al Ministerio de Asuntos ExterioresTomás Barris figuraba en primer plano. Aquel año, 1957, la Delegación Nacional de Deportes le concedió la Copa Barón Güell como mejor deportista español a nivel internacional. Posteriormente, el gobierno español le concedió la Cruz al Mérito Civil, y la Federación Internacional (IAAF) le otorgó la Medalla de Plata al Mérito Deportivo.

Las giras europeas de Tomás Barris continuaron durante muchos años, pero la cumbre de su trayectoria atlética la alcanzó en la ciudad finlandesa de Turku, cuando el crono se paró, al final de una memorable carrera de 1.500 m., en 3:41.7, la 13ª mejor marca mundial del año y la 20ª de todos los tiempos. Era un récord de España, en esos momentos, superior al de países de tanta tradición atlética como Alemania, Francia, Noruega, Italia, Rumanía, Bélgica, Yugoslavia, etc. Sólo 12 países en el mundo poseían en su tabla de récords nacionales, un tiempo mejor que el récord español.

En Turku correteando con niños finlandeses en 1958 en uno de sus entrenamientos

Al hablar en nuestros días de los progresos del medio fondo español, consiguiendo títulos olímpicos y brillantes actuaciones en los campeonatos mundiales, no podemos olvidar al precursor de la distancia: Tomás Barris, que se retiró del atletismo de competición sin conocer las pistas sintéticas, corriendo con zapatillas con clavos largos sobre pistas de ceniza, sin contar con atletas liebre, sin ayudas ADO, ni sponsor, etc. que hacía que tuviese que labrar su porvenir fuera del ambiente deportivo.

Tomás Barris ha sido un hito brillante en la historia del deporte español, en una época donde destacó también Joaquín Blume como estrella mundial de la gimnasia. Hacer comparaciones entre el ayer y hoy no es aconsejable, puesto que las circunstancias no son las mismas. Han pasado cerca de 60 años de la gesta de Tomás Barris en Turku, y en todo momento se le recuerda que abrió las puertas a Europa al atletismo español de alta competición.

 

 

Francisco Castelló (2010). El atleta que abrió las puertas de Europa al atletismo español de alto nivel. España: barris.org. Recuperado de: http://www.barris.org/index.php/es/perfil-deportivo