FUENTE: Barris.org
Esta espectacular prueba de los 400 metros vallas, vio su luz por primera vez, en unas pistas de atletismo, el día 27 de abril de 1867, cuando en la población inglesa de Eltham, el atleta inglés N. Paterson, tardó 67,0 en recorrer la distancia de 440 yardas (402.34 m).
Pero no sería hasta el día 28 de junio de 1903, cuando las yardas, darían paso a la medida métrica, cuando un atleta francés Georges Filliátre, realizó en París, en el curso de los Campeonatos de Francia, disputados en el Bois du Boulomge los 400 metros, con la marca de 57 1/5. Estos registros siempre fueron considerados por la IAAF, como mejores marcas, pero sin el respaldo oficial, para ser considerados como plusmarca mundial.
Como en tantos otros deportes, esta prueba atlética, tuvo sus orígenes en las Islas Británicas, donde era muy habitual en sus programas atléticos, hasta que la aparición del norteamericano, John Tewksbury, en los “Juegos de París” de 1.900, proclamándose nuevo campeón olímpico, con la marca de 57,6 rompe esta hegemonía de los británicos.
Pero no todo acaba aquí. Ocho años más tarde en la “Olimpiada de Londres” de 1908, otro atleta americano, Charles J. Bacon, alcanza la marca de 55,0 que la Federación Atlética Internacional, no duda en homologar, como el primer récord mundial oficial de esta prueba, el día 22 de julio de 1908.
A partir de estos Juegos, se fueron alternando en los programas internacionales, las yardas y el sistema decimal, según la tendencia del país organizador, proponiendo los partidarios de la medida inglesa, que también se reconociera oficialmente, un récord mundial en los 440 yardas, honor que correspondió dos años más tarde, al inglés Gerard L. Anderson, cuando en la capital inglesa, alcanzó la marca de 56,4/5, el 16 de julio de 1910, récord que permaneció imbatible, hasta que otro americano, John Norton consigue en Pasadena, el tiempo de 54,1/5, el día 26 de junio de 1920.
Por su parte Frank Loomis, USA, en la distancia métrica de los 400 metros vallas, rebaja el record de su compatriota Charles J. Bacon, en los “Juegos de Amberes” de este mismo año, con un tiempo de 54,0.
A partir de este nueva plusmarca mundial, la medida métrica se fue imponiendo, con la aparición de los grandes especialistas americanos, que durante muchas décadas dominaron de forma absoluta esta disciplina, hasta que la irrupción del sueco Sten Pettersson, en Colombes, el 4 de octubre de 1925, con 53,8 consiguió parar momentáneamente, la aplastante superioridad que los atletas de los USA., ejercieron durante años.
Pero la réplica de los atletas americanos, no se hizo esperar demasiado tiempo, empezando a superar continuamente, todos los récords internacionales. Los nombres de F. Morgan Taylor, Glenn Hardin, Roy Cochran, Charlie Moore, todos en su momento, plusmarquistas mundiales, fueron elevando constantemente la calidad de estos récords hasta que, en 1953, un atleta de la URSS, Yurly Lituyev, sorprende a todos, con un nuevo récord de 50,4 en Budapest, el 20 de septiembre de 1953.
EL COMIENZO DE LOS GRANDES REGISTROS
Aunque las marcas siempre, son respetables en cualquier época, no hay duda, que la aparición del americano Glenn “Jeep”Davis, en los Trials de USA, recuperando el record mundial para su país, fue la espoleta para que esta prueba alcanzará su punto más alto de aceptación, entre todos practicantes del mundo.. Glenn Davis, que además de ser el primer hombre, en bajar de los 50,0 con el increíble registro de 49,5, repetiría dos años más tarde en Budapest, hasta alcanzar los 49,2 en el curso del encuentro Hungría-USA en el Népstadión, de la capital húngara, el día 6 de agosto de 1958.
EL MEJOR DE TODOS Y EL GRAN REFERENTE DE ESTA PRUEBA
Posteriormente Glenn Davis, que se proclamó doble campeón olímpico en los “Juegos de Melbourne” de 1959 y Roma de 1960, siempre ha sido considerado unánimemente, como el más grande especialista de la historia, de esta espectacular disciplina, si tenemos en cuenta, que hasta este momento, todo se realizaba, sobre pistas de ceniza.
Glenn Davis, oriundo de Ohio, apodado el “Jeep” por su gran fortaleza, fue premiado en 1958, con el Premio Sullivan, al mejor atleta amateur de su país, ganando además de sus dos títulos olímpicos, otra medalla de oro en los “Juegos de Roma”, en el relevo de 4 x 400 metros.
Es verdad, que detrás suyo, fueron surgiendo continuamente otros grandes especialistas, como el sudafricano Gert Potgieter, el italiano Salvatore Morale, el alemán Harald Schmid , el inglés David Hemery, el ugandés John Akii-Bua, campeón olímpico en los “Juegos de Munich” de 1972, y primer atleta en bajar de los 48,0, el dominicano Félix Sánchez, campeón olímpico en Atenas, el americano Angelo Taylor, campeón olímpico en Pekín, pero siempre, Glenn “Jeep” Davis, ha sido el ejemplo a seguir, y el referente de todos los especialistas actuales.
EMPIEZA UNA NUEVA ERA A PARTIR DE LOS AÑOS 1960 – 1970
La aparición de las pistas sintéticas, los nuevos materiales, el profesionalismo refrendado por la IAAF, la incidencia mediática de la TV, los patrocinadores, los managers, etc. son ingredientes que mucho tienen que ver con el auge que ha experimentado en las últimas décadas, nuestro deporte atlético. Todo ello con el respaldo institucional, en forma de becas, y nuevas instalaciones, en casi todos los países del mundo.
El salto hacía adelante del atletismo internacional, con las nuevas tecnologías, ha sido tremendo, dado que muy pronto comenzaron a dar sus frutos., con la aparición del mencionado John Akii-Bua, y de otro gran campeón, como el carismático, Edwin Moses, atleta que casi cierra herméticamente, todas las puertas de acceso para la mejora de sus impresionantes registros, entre los cuales sobresale, su marca de 47,02 alcanzado en la ciudad alemana de Koblenza, el día 31 de agosto de 1983, como nuevo récord.
Pero como los récords siempre se establecen, para que otros los mejoren, surge en los inolvidables “Juegos Olímpicos de Barcelona” de 1992, otro americano Kevin Young, que con sus 46,78 logra además del titulo olímpico, batir la plusmarca mundial, siendo a la vez, el primer atleta en bajar de los 47,0 segundos.
Aunque para muchos, no dejó de ser sorprendente su victoria en Barcelona, la verdad es que Kevin Young, ya dio señales de vida, cuando en Lausanne, obtuvo en el año 1987, un tiempo de 48,15 que representaba la quinta mejor marca mundial.
En Seúl, en el marco de sus Juegos Olímpicos, ya rozó el podium al clasificarse en cuarto lugar, con 47,94, siendo al año siguiente en Berlín, líder mundial de 1989, con la marca de 47, 86. Por lo tanto, no fue fruto del azar, su Medalla de Oro en Barcelona – 92, a la cual llegó después de estar imbatido todo el año. Su extraordinario récord, sucediendo al mítico Edward Mosses, el día 6 de agosto, de 1992, todavía permanece imbatido, después de 17 años.
LA PROGRESIÓN EN EL ENTORNO ESPAÑOL
Los primeros referentes en nuestro país, datan a partir del año 1921, siendo las ciudades de Madrid y Tolosa, las que se reparten, la organización de esta prueba en sus programas, recordando que todavía no existía el Estadio de Montjuic de Barcelona, considerado durante muchos años, como la catedral de todos los grandes acontecimientos atléticos de España. La precariedad de instalaciones, como puede observarse, era evidente.
Es en la capital de España donde aparecen por primera vez, los nombres de los primeros especialistas, Antono Helguera, José Luis Gasset, José María Peña, Juan Becerril, José Luis Emaldi, Andrés Iguarán, entre otros destacados atletas de la época, que dicho sea de paso, no consiguen bajar del minuto, hasta que Juan Cuñat, un atleta del F.C. Barcelona, alcanza la marca de 59,8, el 30 de junio de 1929, que más tarde igualarían en el año 1930, Manuel Mateu y Joaquín Roca.
No será, hasta la década de los años 40, cuando ya se empiezan a perfilar unas marcas muy aceptables, si tenemos en consideración, la precariedad de nuestra infraestructura atlética y las secuelas de una difícil post-guerra, donde destacan, entre otros los atletas Pablo Sanromá, que con 56,8 rebaja el récord español, que desde diez años atrás, estaba en posesión de Joaquin Roca, con 57,8 conseguido en Barcelona el 12 de agosto de 1933.
Pero el despegue definitivo en esta década, no sucedería hasta que el asturiano José Luis Rubio, los guipuzcoanos Juan Bautista Adarraga y Gaspar Gómez, con marcas alrededor de los 55,0 ya marcan el camino, por el cual transitaran detrás de su estela, los Sebastián Junqueras, José Fórmica, F. Javier Artiach, Bernardino Lombao y Antonio Cazorla, como los más destacados de 1950, que con unas marcas muy significativas, en aquellos lejanos años, consiguen llegar a la década de 1960, durante la cual, con la llegada del tartán en nuestro país, los registros también se disparan hacía unas cotas, que poco tiempo antes, eran impensables.
Uno de los grandes referentes, en esta década de las pistas sintéticas, es Manuel Carlos Gayoso, que por nueve veces rebaja la plusmarca nacional hasta llegar a un registro de 51,3 el 25 de septiembre de 1966 en Berna, que luego superan Francisco Suárez Canal, con 50,5 el 10 de agosto de 1971 en Varsovia, y Manuel Soriano que con 49,8 el día 8 de julio de 1972 en Madrid, que consigue, además del récord español, ser el primer atleta de nuestro país, en rebajar el tope de los 50,0 segundos.
Con el camino muy bien marcado, surgen también, los nombres de José Casabona con 50,06 Carlos Azulay con 49,59, Oscar Pitillas con 49,50, Iván Rodríguez, con 49,08, para dejar el paso expedito, al actual recordman español, José Alonso Valero, que después de haber rebajado en siete ocasiones, la mejor marca española, consigue el 31 de agosto de 1987 en Roma, el registro de 49,0 el más longevo de todos los actuales récords españoles, con cerca de 23 años de antigüedad, hasta el día de hoy.
UN REFERENTE HISTÓRICO ESPAÑOL DE LA ESPECIALIDAD
Barris.org. Cronología histórica de 400 metros vallas hombres: los primeros movimientos. España. Recuperado de: http://www.barris.org/index.php/es/pruebas-historia/96-espanol/espanol-pruebas-historicos/271-400-metros-vallas-masculino